Comencé este libro poco antes de terminar el año pasado y lo terminé comenzando este. Desde hace tiempo le traía ganas porque me interesaba saber qué tenía que decir sobre el amor una de mis feministas favoritas.
El título me pareció muy general y ambicioso, pero una vez que lo leí puedo decir que es perfecto, pues aborda desde distintos ángulos lo que (mal)entendemos por amor y cuestiona hechos que frecuentemente damos por sentados, por ejemplo: a) asumimos que sabemos amar, pero ¿es posible hacerlo cuando generalmente somos resultado de una educación sentimental que confunde sufrimiento, incluso maltrato, con amor?; y b) asumimos que el amor de pareja será la salvación a nuestras soledades y demonios más feroces, pero ¿de dónde aprendimos que alguien más puede/debe darnos algo que no hemos aprendido a construir y darnos a nosotras mismas?
Una de las trampas más comunes en las que solemos caer es hablar del amor como sinónimo de amor romántico, y esta confusión es perniciosa porque dicha construcción excluye todo lo amoroso que hay en otros vínculos, por ejemplo, el amistoso, el fraterno, el sororo, el que tenemos con la naturaleza, etc., y entonces dedicamos brutales cantidades de energía en nuestras relaciones de pareja, incluso sacrificando lo amoroso de otras relaciones y vínculos, porque pareciera que es el único triunfo posible (sobre todo en el caso de las mujeres): una “buena” relación. Otra trampa tiene que ver con no ir más allá de lo que nuestra sociedad, obsesionada con el sexo (entre personas/cuerpos con ciertas características), tiene que decir sobre el amor, con quedarnos con las representaciones prefabricadas que circulan por doquier, ante lo que no puedo evitar preguntarme ¿cómo lograr un vínculo donde la sexualidad sea producto, además del deseo por el otro/la otra, del cuidado, la ética y el anhelo de bienestar para nosotras y la persona con quien compartimos? (ojo, cada persona tiene el derecho (y quiero pensar que la capacidad también) de definir qué tipo de vínculos afectivo-sexuales quiere en su vida, pero en este caso quiero hacer énfasis en la tendencia a vivir la sexualidad desde los discursos predominantes que también están signados por el género). Una última trampa que este texto me ayudó a ver es el temor existente para hablar sobre el amor o los distintos tipos de amor que podemos vivir y disfrutar, de la autocensura para reconocer que queremos experimentar amor, no como un capricho pueril que resolverá mágicamente todos nuestros problemas, sino como aquella emoción compleja, a veces oscura y difícil de gestionar, a veces ligera y clarificadora, que puede enriquecer nuestra experiencia humana y ayudarnos a conocernos mejor.
El texto cuestionó todas y cada una de mis ideas y preconcepciones, me hizo ampliar mi concepto de amor y me llevó a la conclusión de que quiero vivir una vida más amorosa, que una vida más amorosa en general resolvería muchos de los problemas que ahogan a nuestra sociedad y también a que ya no me importe demasiado que me califiquen como pinche hippie por pensarlo.
Recomendadísimo.